Pausa
En lo tarde de la noche, se oye
el canto negro de señores,
casi murmullo de un tango,
en que bailan sus amores.
Con el traje desteñido,
y los zapatos relucientes, va
entre fantasmas de amantes,
buscando a la más hermosa
en una inconsciente danza.
Detuvo su baile frío
con un paso repetido,
y la última dama sola,
lo miró sin esperanza.
Él habría atravesado
la niebla y la nostalgia,
para hablarle e invitarla,
y sin embargo quedó en pausa.
Pero antes que pasara,
presintió en ese tiempo
el instante del encuentro,
y el reproche más siniestro.
Era mucho para un tango,
demasiada su confianza,
y volviendo a ser fantasma
prosiguió, con falsa calma.